jueves, 28 de junio de 2012

CONFERENCIAS GNOSTICAS GRATUITAS, EN LA FILIAL ANAEL

HAGA CLICK PARA VER MEJOR LA IMAGEN. RECUERDE HORARIO MIÉRCOLES 5 PM. DOMINGOS 10 AM FRENTE A LA ENTRADA PRINCIPAL DE LOS CONTRIBUYENTES DEL MINISTERIO DE HACIENDA SAN SALVADOR Y LA CLÍNICA ASPS.

LA VIDA. POR SAMAEL AUN WEOR.

LA VIDA Aunque parezca increíble, es muy cierto y de toda verdad, que ésta tan cacareada civilización moderna es espantosamente fea, no reúne las características trascendentales del sentido estético, está desprovista de belleza interior. Es mucho lo que presumimos con esos horripilantes edificios de siempre, que parecen verdaderas ratoneras. El mundo se ha vuelto tremendamente aburridor, las mismas calles de siempre y las viviendas horripilantes por doquier. Todo esto se ha tornado cansón, en el Norte y en el Sur, en el Este y en el Oeste del Mundo. Es el mismo uniforme de siempre: horripilante, nauseabundo, estéril. ¡Modernismo!, exclaman las multitudes. Parecemos verdaderos pavos vanidosos con el traje que cargamos y con los zapatos muy brillantes, aunque por aquí, por allá y acullá circulen millones de infelices hambrientos desnutridos, miserables. La sencillez y belleza natural, espontánea, ingenua, desprovista de artificios y pinturas vanidosas, ha desaparecido en el Sexo Femenino. Ahora somos modernos, así es la vida. Las gentes se han vuelto espantosamente crueles: la caridad se ha resfriado, ya nadie se apiada de nadie. Las vitrinas o aparadores de los lujosos almacenes resplandecen con lujosas mercaderías que definitivamente están fuera del alcance de los infelices. Lo único que pueden hacer los Parias de la vida es contemplar sedas y joyas, perfumes de lujosos frascos y paraguas para los aguaceros; ver sin poder tocar, suplicio semejante al del Tántalo. Las gentes de estos tiempos modernos se han tornado demasiado groseras: el perfume de la amistad y la fragancia de la sinceridad han desaparecido radicalmente. Gimen las muchedumbres sobrecargadas de impuestos; todo el mundo está en problemas, nos deben y debemos; nos enjuician y no tenemos con qué pagar, las preocupaciones despedazan cerebros, nadie vive tranquilo. Los burócratas con la curva de la felicidad en sus vientres y un buen cigarro en la boca, en el que psicológicamente se apoyan, juegan malabares políticos con la mente sin importarles un comino el dolor de los pueblos. Nadie es feliz por estos tiempos y menos la clase media, ésta se encuentra entre la espada y la pared. Ricos y pobres, creyentes y descreídos, comerciantes y mendigos, zapateros y hojalateros, viven porque tienen que vivir, ahogan en vino sus torturas y hasta se convierten en drogadictos para escapar de sí mismos. Las gentes se tornaron maliciosas, recelosas, desconfiadas, astutas, perversas; ya nadie cree en nadie; se inventan diariamente nuevas condiciones, certificados, cortapisas de todo género, documentos, credenciales, etc., y de todas maneras nada de eso sirve ya, los astutos se burlan de todas estas tonterías: no pagan, esquivan la ley aunque les toque ir con sus huesos a la cárcel. Ningún empleo da felicidad; el sentido del verdadero amor se ha perdido y las gentes se casan hoy y se divorcian mañana. La unidad de los hogares se ha perdido lamentablemente, la vergüenza orgánica ya no existe, el lesbianismo y el homosexualismo se han vuelto más comunes que lavarse las manos. Saber algo sobre todo esto, tratar de conocer la causa de tanta podredumbre, inquirir, buscar, es ciertamente lo que nos proponemos en este libro. Estoy hablando en el lenguaje de la vida práctica, deseoso de saber qué es lo que se esconde tras esa máscara horripilante de la existencia. Estoy pensando en voz alta y que digan los bribones del intelecto lo que les venga en gana. Las teorías ya se volvieron cansonas y hasta se venden y revenden en el mercado. ¿Entonces qué? Las teorías sólo sirven para ocasionarnos preocupaciones y amargarnos más la vida. Con justa razón dijo Goethe: "Toda teoría es gris y sólo es verde el árbol de doradas frutas que es la vida"... Ya las pobres gentes se cansaron con tantas teorías, ahora se habla mucho sobre practicismo, necesitamos ser prácticos y conocer realmente las causas de nuestros sufrimientos. LA GRAN REBELIÓN. SAMAEL AUN WEOR.

jueves, 21 de junio de 2012

SOLO LA MADRE DIVINA

LA ENSEÑANZA Sólo la vida intensamente vivida da una sabiduría perdurable; pero la mente, que es la que nos hace cometer los errores, nos impide llegar al anfiteatro de la Ciencia Cósmica. Los errores de la mente son esos Yoes o defectos psicológicos que carga en su interior el animal intelectual falsamente llamado hombre. Los defectos psicológicos se encuentran en los 49 niveles del subconsciente. Los Yoes o Egos de los 49 niveles subconscientes no los podemos reconocer y encontrarlos, pues cada uno de ellos tiene partes en nuestros diferentes cuerpos. Para ello, debemos apelar a una fuerza superior a la mente para que los desintegre con su fuego serpentino, siendo ésta nuestra Divina Madre Kundalini. Solamente la Madre Kundalini de los misterios indostaníes conoce los 49 niveles del subconsciente. Los defectos psicológicos estudiados no forman parte de nuestro Ser. Después de haber estudiado el defecto psicológico a través de la meditación, se le suplica durante la superdinámica sexual a Ram Io (la Madre Kundalini) para que lo desintegre con la fuerza sexual. Por medio del intelecto y la reflexión no podemos llegar a ver un defecto en la mente, allí quedan todos estancados, puesto que desconocemos los otros siete cuerpos de la mente en donde el ego tiene su guarida. La mente, el intelecto, la razón, todas las formas más subjetivas con que trabaja el ser humano, jamás pueden llegar a los profundos niveles del subconsciente donde el Ego desarrolla continuamente sus películas que adormecen nuestra conciencia. Solamente la Kundalini, con su fuego sexual, puede llegar a esos 49 niveles para desintegrar definitivamente eso que nos causa dolor, eso que nos tiene en miseria, eso que lastimosamente aman las personas, eso que la Psicología materialista ha querido endiosar, eso que se llama Ego y que la Revolución de la Dialéctica quiere destruir para siempre para lograr la Revolución Integral.

sábado, 9 de junio de 2012

LA SENCILLEZ. POR SAMAEL AUN WEOR.

LA SENCILLEZ Es urgente, es indispensable desarrollar la comprensión creadora porque ella trae al ser humano la verdadera libertad del vivir. Sin comprensión es imposible conseguir la auténtica facultad crítica del análisis profundo. Los maestros y maestras de escuelas, colegios y universidades deben conducir a sus alumnos y alumnas por el camino de la comprensión autocrítica. En nuestro pasado capítulo ya estudiamos ampliamente los procesos de la envidia y si queremos acabar con todos los matices de los celos, ya sean éstos religiosos, pasionales, etc. debemos hacer plena conciencia de lo que realmente es la envidia, porque sólo comprendiendo a fondo y en forma íntima los infinitos procesos de la envidia, logramos acabar con los celos de todo tipo. Los celos destruyen los matrimonios, los celos destruyen las amistades, los celos provocan guerras religiosas, odios fratricidas, asesinatos y sufrimientos de toda especie. La envidia con todos sus infinitos matices se esconde tras de sublimes propósitos. Existe envidia en aquel que habiendo sido informado sobre la existencia de sublimes santos. Mahatmas o Gurús, desea también llegar a ser santo. Existe envidia en el filántropo que se esfuerza por superar a otros filántropos. Existe envidia en todo individuo que codicie virtudes porque tuvo informes, porque en su mente hay datos sobre la existencia de sagrados individuos llenos de virtudes. El deseo de ser santo, el deseo de ser virtuoso, el deseo de ser grande tiene por fundamento la envidia. Los santos con sus virtudes han causado muchos daños. Nos viene a la memoria el caso de un hombre que a sí mismo se consideraba muy santo. En cierta ocasión un poeta hambriento y miserable tocó a sus puertas para poner en sus manos un hermoso verso especialmente dedicado al santo de nuestro relato. El poeta sólo aguardaba una moneda para comprar alimentos para su cuerpo exhausto y envejecido. Todo imaginaba el poeta menos un insulto. Grande fue su sorpresa cuando el santo con mirada piadosa y ceño fruncido cerró la puerta diciendo al infeliz poeta: "Fuera de aquí amigo, largo, largo... a mi no me gustan estas cosas, aborrezco la lisonja... no me gustan las vanidades del mundo, esta vida es ilusión... yo sigo la senda de la humildad y de la modestia". El infeliz poeta que sólo deseaba una moneda en vez de esta recibió el insulto del santo, la palabra que hiere, la bofetada, y con el corazón adolorido y la lira vuelta pedazos se fue por las calles de la ciudad despacito... despacito... despacito. La nueva generación debe levantarse sobre la base de la auténtica comprensión porque ésta es totalmente creadora. La memoria y la recordación no son creadoras. La memoria es el sepulcro del pasado. La memoria y la recordación son muerte. La comprensión verdadera es el factor psicológico de la liberación total. Los recuerdos de la memoria jamás pueden traernos verdadera liberación porque pertenecen al pasado y por lo tanto están muertos. La comprensión no es cosa del pasado ni tampoco del futuro. La comprensión pertenece al momento que estamos viviendo aquí y ahora. La memoria siempre trae la idea del futuro. Es urgente estudiar ciencia, filosofía, arte y religión, pero no se deben confiar los estudios a la fidelidad de la memoria porque ésta no es fiel. Es absurdo depositar los conocimientos en el sepulcro de la memoria. Es estúpido enterrar en la fosa del pasado los conocimientos que debemos comprender. Nosotros jamás podríamos pronunciamos contra el estudio, contra la sabiduría, contra la ciencia, pero resulta incongruente depositar las joyas vivas del conocimiento entre el sepulcro corrompido de la memoria. Se hace necesario estudiar, se hace necesario investigar, se hace necesario analizar, más debemos meditar profundamente para comprender en todos los niveles de la mente. El hombre verdaderamente sencillo es profundamente comprensivo y tiene mente simple. Lo importante en la vida no es lo que tengamos acumulado en el sepulcro de la memoria, sino lo que hayamos comprendido no sólo en el nivel intelectual sino también en los distintos terrenos subconscientes inconscientes de la mente. La ciencia, el saber, deben convertirse en comprensión inmediata. Cuando el conocimiento, cuando el estudio se han transformado en auténtica comprensión creadora podemos comprender entonces todas las cosas de inmediato porque la comprensión se hace inmediata, instantánea. En el hombre sencillo no existen complicaciones en la mente porque toda complicación de la mente se debe a la memoria. El YO maquiavélico que llevamos dentro es memoria acumulada. Las experiencias de la vida deben transformarse en comprensión verdadera. Cuando las experiencias no se convierten en comprensión, cuando las experiencias continúan en la memoria, constituyen la podredumbre del sepulcro sobre el cual arde la llama fatua y luciférica del intelecto. Es necesario saber que el intelecto animal desprovisto totalmente de toda espiritualidad es tan sólo la verbalización de la memoria, la candela sepulcral ardiendo sobre la loza funeral. El hombre sencillo tiene la mente libre de experiencias porque estas se han vuelto conciencia, se han transformado en comprensión creadora. La muerte y la vida se hallan íntimamente asociadas. Sólo muriendo el grano nace la planta, sólo muriendo la experiencia nace la comprensión. Este es un proceso de auténtica transformación. El hombre complicado tiene la memoria llena de experiencias. Esto demuestra su falta de comprensión creadora porque cuando las experiencias son enteramente comprendidas en todos los niveles de la mente dejan de existir como experiencias y nacen como comprensión. Es necesario primero experimentar, más no debemos quedarnos en el terreno de la experiencia porque entonces la mente se complica y se torna difícil. Es necesario vivir la vida intensamente y transformar todas las experiencias en auténtica comprensión creadora. Aquellos que suponen equivocadamente que para ser comprensivos simples y sencillos tengamos que abandonar el mundo, convertirnos en limosneros, vivir en chozas aisladas y usar taparrabos en vez de traje elegante, están totalmente equivocados. Muchos anacoretas, muchos ermitaños solitarios, muchos mendigos, tienen mentes complicadísimas y difíciles. Es inútil apartarse del mundo y vivir como anacoretas si la memoria está llena de experiencias que condicionan el libre fluir del pensamiento. Es inútil vivir como ermitaños queriendo llevar vida de santos si la memoria está rellena de informaciones que no han sido debidamente comprendidas, que no se han hecho conciencia en los distintos recovecos, pasillos y regiones inconscientes de la mente. Quienes transforman las informaciones intelectuales en verdadera comprensión creadora, quienes transforman las experiencias de la vida en verdadera comprensión de fondo nada tienen en la memoria, viven de momento en momento llenos de plenitud verdadera, se han vuelto simples y sencillos aunque vivan en suntuosas residencias y dentro del perímetro de la vida urbana. Los niños pequeños antes de los siete años están llenos de sencillez y verdadera belleza interior debido a que sólo se expresa a través de ellos la viviente ESENCIA de la vida en ausencia total del YO PSICOLÓGICO. Nosotros debemos reconquistar la infancia perdida, en nuestro corazón y en nuestra mente. Nosotros debemos reconquistar la inocencia si es que de verdad queremos ser felices. Las experiencias y el estudio transformados en comprensión de fondo no dejan residuos en el sepulcro de la memoria y entonces, nos hacemos sencillos, simples, inocentes, felices. La meditación de fondo sobre las experiencias y conocimientos adquiridos, la autocrítica profunda, el psicoanálisis íntimo convierten, transforman todo en profunda comprensión creadora. Este es el camino de la auténtica felicidad nacida de la sabiduría y el amor.

domingo, 3 de junio de 2012

LA FALACIA DEL EGO. SAMAEL AUN WEOR.

La falacia del ego es el hábito de engañar sin limitación alguna, procesándose ésta a través de las series del yo. Cualquier persona puede cometer el error de volarse el cráneo como lo hace cualquier suicida cobarde e imbécil, pero el famoso yo de la Psicología jamás podrá suicidarse. Las gentes de todas las escuelas pseudo esotéricas tienen magníficos ideales y hasta sublimes intenciones, pero todo eso continúa existiendo en el terreno del pensamiento subjetivo y miserable, todo eso es del yo. El yo siempre es perverso, a veces se adorna con bellas virtudes y hasta se viste con la túnica de la santidad. Cuando el yo quiere dejar de existir, no lo hace en forma desinteresada y pura, quiere continuar en forma diferente, aspira a la recompensa y a la dicha. Por estos tiempos mecanizados de la vida hay producción en serie, series de carros, series de aviones, series de máquinas de tal o cual marca, etc., todo se ha vuelto series y hasta el mismo yo es serie. Debemos conocer las series del yo. El yo se procesa en series y más series de pensamientos, sentimientos, deseos, odios, hábitos, etc. Que los divisionistas del yo continúen dividiendo su ego entre "superior e inferior", allá ellos con todas sus teorías y el tan cacareado yo superior y ultra divino controlando al infeliz yo inferior. Bien sabemos que esa división entre yo superior y yo inferior es falsa en un ciento por ciento. Superior e inferior son dos secciones de una misma cosa. Yo superior y yo inferior son las dos secciones de Satán, el yo. ¿Puede acaso una parte del yo reducir a polvo a otra parte del yo? ¿Puede acaso una parte del mí mismo decretar la ley del destierro a otra parte del mí mismo?. Lo más que podemos hacer es ocultar astutamente lo que no nos conviene, esconder nuestras perversidades y sonreír con caras de santos, ésta es la falacia del ego, el hábito de engañar. Una parte del mí mismo puede esconder a otra parte del mí mismo. ¿Es esto algo raro? ¿Acaso el gato no esconde sus uñas? Esta es la falacia del ego. Todos nosotros llevamos por dentro al fariseo, por fuera estamos muy bonitos, pero por dentro estamos bien podridos. Nosotros hemos conocido fariseos que horrorizan. Conocimos uno que vestía la inmaculada túnica del Maestro, su cabello era largo y jamás la navaja cortaba su venerable barba. Este hombre espantaba con su santidad a todo el mundo, era vegetariano en un ciento por ciento, no bebía nada que pudiese tener alcohol, la gente se arrodillaba ante él. No mencionamos el nombre de este santo de chocolate, sólo nos limitamos a decir que había abandonado a su esposa y a sus hijos, dizque por seguir la senda de la santidad. Predicaba bellezas y hablaba horrores contra el adulterio y la fornicación, pero en secreto tenía muchas concubinas y proponía a sus devotas conexiones sexuales Anti naturales por vasos no idóneos. Era un santo, sí, ¡un santo de chocolate!. Así son los fariseos... "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia!". No coméis carne, no bebéis alcohol, no fumáis... En verdad os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y maldad. El fariseo, con su falacia del ego, esconde los delitos ante los ojos ajenos y también los esconde de sí mismo. Conocemos fariseos que hacen tremendos ayunos y espantosas penitencias, están muy seguros de ser justos y sabios, pero sus víctimas lloran lo indecible. Casi siempre son sus mujeres, sus hijos, las víctimas inocentes de sus maldades, pero ellos continúan con sus sagrados ejercicios, convencidos de ser justos y santos. El llamado yo superior dice: "Venceré la ira, la codicia, la lujuria, etc., pero el llamado yo inferior se ríe entonces, con la carcajada estruendosa de Aristófanes y los demonios de las pasiones, aterrorizados, corren a esconderse entre las cavernas secretas de los distintos terrenos de la mente. Así es como funciona la falacia del ego. Todo esfuerzo intelectual para disolver al yo es inútil porque cualquier movimiento de la mente pertenece al yo. Cualquier parte del mí mismo puede tener buenas intenciones. ¿Y qué? El camino que conduce al abismo está empedrado con buenas intenciones. Es curioso ese juego o falacia de una parte del mí mismo que quiere controlar a otra parte del mí mismo que no tiene ganas de ser controlada. Son conmovedoras las penitencias de esos santos que hacen sufrir a la mujer y a los hijos. Son chistosas todas esas mansedumbres de los "santos de chocolate". Es admirable la erudición de los sabihondos. ¿Y qué? El yo no puede destruir al yo y continúa perpetuándose a través de millones de años en nuestros descendientes. Debemos desencantarnos de todos los esfuerzos y falacias inútiles. Cuando el yo quiere destruir al yo el esfuerzo es inútil. Sólo comprendiendo a fondo y de verdad lo que son las batallas inútiles del pensamiento, sólo comprendiendo las acciones y reacciones internas y externas, las respuestas secretas, los móviles ocultos, los impulsos escondidos, etc., podemos entonces alcanzar la quietud y el silencio imponente de la mente. Sobre las aguas puras del océano de la Mente Universal, podemos contemplar en estado de éxtasis todas las diabluras del yo pluralizado. Cuando el yo ya no puede esconderse está condenado a pena de muerte. Al yo le gusta esconderse, pero cuando ya no puede esconderse, está perdido el infeliz. Sólo en la serenidad del pensamiento vemos al yo tal cual es y no como aparentemente es. Ver al yo y comprenderlo viene a ser un todo íntegro. El yo está fracasado después de que lo hemos comprendido, porque se vuelve polvo inevitablemente. La quietud del océano de la mente no es un resultado, es un estado natural. Las olas embravecidas del pensamiento son sólo un accidente producido por el monstruo del yo. La mente fatua, la mente necia, la mente que dice: "Con el tiempo lograré la serenidad, algún día llegaré", está condenada al fracaso, porque la serenidad de la mente no es del tiempo. Todo lo que pertenece al tiempo es del yo. El mismo yo es del tiempo. Aquellos que quieren armar la serenidad del pensamiento, armarla como quien arma una máquina, juntando inteligentemente cada una de sus partes, están de hecho fracasados porque la serenidad de la mente no se compone de varias partes que se pueden armar o desarmar, organizar o desorganizar, juntarse o separarse.(LA REVOLUCIÓN DE LA DIALECTICA)